Si no, ¿para qué estáis en este mundo?

Actualmente los jóvenes conocemos continuamente a gente. En botellones, pubs, cafeterías, etc.


Conocemos a personas que quizás se queden en eso, una noche de risas locura y desenfreno, o tal vez comiencen a formar parte de nuestro día a día desde ese preciso momento (rara vez sucede esto).


Conocer a gente nos llena, nos aporta conocimiento. Socializarnos resulta necesario para poder vivir.

Nos gusta conocer y que nos conozcan, pero hasta cierto punto.


Personalmente soy una persona muy reservada y me cuesta abrirme, incluso con mi círculo de amigos. Supongo que esto se debe a que ciertas experiencias me han enseñado que cuanto menos sepan, menos daño me pueden hacer.

O también puede deberse a que tarde o temprano de una forma u otra con cada persona con la cual me he abierto, me ha fallado.


Esto, evidentemente, no afecta solo a mi círculo de amigos. Afecta a mis relaciones.

Y eso es de lo que vengo a hablaros.


Hace cosa de tres meses conocí a un chico de una forma de lo más casual.


Estaba en un botellón y sin explicación alguna acabamos hablando durante horas.


Realmente la conexión que tuve con él desde el primer momento me sorprendió. Simpático y educado, dos cosas que actualmente no abundan.


Mientras hablaba con él recuerdo que no hacía más que pensar en que después de aquella noche deseaba que no perdiéramos el contacto. De estas veces que te apetece mantener a esa persona en tu vida porque ves algo diferente (nunca antes había sentido esto).


Y así pasó, al día siguiente, el chico se puso en contacto conmigo.


Ahora me gustaría dirigirme a él en especial, aunque no lo vaya a leer, aunque nunca sea consciente de que esta publicación existe.


No suelo poner interés en conocer a nadie. Tú bien sabes que prácticamente a diario personas desconocidas intentan ponerse en contacto con nosotros para conocerte/me. Y no llenan, no aportan, no significan nada. 

La máxima atención que reciben es un leído, o ni eso.


Pero tú has sido diferente, has roto mis esquemas de la forma más sutil posible. Sin que tan siquiera fuera consciente (quizás tú tampoco) estaba dejando de lado o directamente pasando por alto a cada persona que intentaba acercarse a mi. Y lo hacía por ti.


Lo más extraño de todo es que en ningún momento me hizo falta un acercamiento físico.


Un mensaje insignificante (que para mi no lo era) hacía que mi día fuera más día. Que me enfrentara con otra actitud a la vida, no se, realmente es complicado de explicar.


Es cierto que en numerosas ocasiones me he cabreado, y mucho. Pero tan solo soltando una de tus coletillas, tales como "si es que estás helá", conseguías que todo pasara a un segundo plano y sonriera.

Y es que han sido tantas las carcajadas que has provocado en mí, que solo por eso tengo mucho que agradecerte.


Hace ya un par de semanas que decidiste que esto llegara a su fin. Ya no estoy las 24h pendientes de ti, ni tú de mí. 


Y si, me refiero a que echo de menos tus buenos días con un "ya te has quedado otra vez dormida" o tus buenas noches, que empezaban a las doce, y terminaban a la una y media de la madrugada.

Me refiero a esos continuos "ponte en línea que es importante", "quiero que cuando te llegue el mensaje salga el tick azul al segundo" o "es que quiero que estés tan pendiente de mí como yo de ti".


Solo de recordarlo se dibuja una sonrisa en mi cara, te lo juro.


Que sí, que te lo vuelvo a decir, que tienes razón.

El uno por el otro y el otro por el uno. Hemos estropeado esto de lleno. Tú no tienes la culpa pero se que te sentiste culpable. Yo se que no tengo la culpa pero me siento culpable.


A diario pienso que esto ha llegado a su fin, que se ha acabado para siempre. Pero acto seguido me pregunto ¿Porqué te pondría entonces el destino en mi camino?


Quiero pensar que no era nuestro momento, pero que ese momento llegará. Quiero pensar que llegará el día en el cual el destino te vuelva a poner en mi camino o a mi en el tuyo.

Quiero pensar y pienso que si llega ese día ambos sabremos aprovechar la segunda oportunidad que nos brinda la vida.


Por que nuestro fallo ha sido tener miedo. Miedo a abrirnos, a dejarnos conocer. Porque tú sabías que podía llegar a ser especial para ti, y yo tengo la certeza de que lo hubieras sido para mí.


Llegará el día en que sea, es decir, seamos. Y con ello no quiero decir que seamos de por vida, ni por un mes. Quizás dure menos de lo que imagino, pero al menos lo intentaremos. 

Me llevaré la experiencia, los buenos ratos y el estar a tu lado.


O quizás me confundo y no. Quizás no ha sido más que una enseñanza de la vida.

Quizás solo tenga que agradecerle al destino y a ti lo que me habéis enseñado.


Habéis hecho que descubra que el miedo no aporta felicidad ni permite que vivas experiencias inolvidables. También, que el tiempo vale oro y cada minuto es valioso. 

Ahora recuerdo la de minutos que invertí en mirar por la ventana en vez de estar mirando tus ojos.


Creí que pensar en ti y en todo lo sucedido duraría un par de días, qué ilusa.

Aquí sigo, aprendiendo del pasado. Reflexionando sobre lo mal que lo hice y empeñándome en mejorarlo. Ahora ya no se si será contigo, seguramente otra persona te haya encontrado. Y si eso ha sucedido, se aferrará a ti, lo se. Porque vales demasiado como para dejarte escapar.


Pero bueno, si no es contigo, será con alguien que aparezca en mi vida (aunque te confieso que sigo aquí, esperándote). Solo tengo claro que no dejaré pasar ningún tren más.


Subiré, viviré la experiencia y si tengo que llorar, lloraré. Se que tras miles de lágrimas vendrá una sonrisa que repare todo el daño sufrido.

No cometeré el mismo error, eso te lo aseguro.


Para finalizar me dirijo a vosotros de nuevo. Me he inventado esta historia con el fin de que os sintáis identificados. Quizás no todos hayáis vivido una experiencia así, pero si parecida.


Y con ello quiero que seáis conscientes de que todos dejamos pasar trenes que probablemente nunca vuelvan a pasar. 

A todos nos han hecho daño y hemos tenido miedo de abrirnos a una persona nueva. Todos hemos tenido miedo a abrirnos a la luz de unos ojos distintos a los que solian mirarnos y que desafortunadamente nos hirieron. 

Quiero que disfrutéis de la vida, que os abráis al mundo, que conozcáis.

Porque permitidme que os diga, las heridas sanan, pero el arrepentimiento de no haber hecho algo que realmente deseabas perdura.

Equivocaos, sufrid, sonreid, disfrutad y vivid.

Si no, ¿para qué estáis en este mundo?

Comentarios

  1. La verdad que no sé ni como empezar este comentario. Tu objetivo era que nos sintiésemos identificado de alguna manera y créeme que yo me he identificado y mucho. Tengo la suerte de tenerte cerca, y te lo digo por aquí y lo hago público, gracias por esos consejos y gracias por estas lecciones que nos aportas a través de tus publicaciones,
    Como siempre te digo, me encanta leerte y en estos momentos que tú sabes me gusta leerte aún mas. Gracias!!!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias a ti por leerme y regalarme siempre estas bellas palabras.
    Hoy puedo decir que me siento satisfecha, he conseguido mi propósito que la persona que lo leyese se sintiera identificada. E incluso que más allá de eso lo tome como un consejo.
    Gracias ti por compartir tu tiempo conmigo, contar conmigo en estos momentos y muchos otros, y por dejarte conocer. ERES UN AMOR

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares